Si oyen una sirena, ¿saben de qué vehículo es?
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Hay muchos tipos de sirenas. Por un lado están las de “La Odisea”, la epopeya de Homero, con un Ulises que lo pasaba fatal, pero que se las apañaba para escuchar su embriagador canto sin caer rendido a sus encantos. Luego está la de la franquicia de productos congelados; ¡hay una en casi cada esquina! Y por último, y las que más nos importan, las sirenas de emergencia: las de las ambulancias, coches de policía y camiones de bomberos.
Las sirenas de emergencia para vehículos tienen casi la misma edad que los propios automóviles. Pero las sirenas primigenias son anteriores. Fueron inventadas por el físico francés Charles Cagniard de la Tour en 1819. Hasta ahora se han establecido tres tipos de sirenas; las mecánicas, las electroneumáticas y las electrónicas. Estas últimas son las que se usan para los citados vehículos de emergencia.
Todas las sirenas son consideradas un instrumento acústico (excepto las electrónicas). Su funcionamiento consiste en lo siguiente: un ventilador interno genera aire, se comprime a través de un disco que oscila y lo deja salir por unos orificios en el propio disco que son ocupados y desocupados por unos conos. Éstos parten, vibran y modifican la presión del aire. Durante ese proceso de comprensión y expulsión del aire se generan los sonidos variados pero de amplitud y gravedad diferente según la oscilación.
Y yo, sin saberlo. Recuerdo ahora cómo esas diferencias de oscilación que generaban distintos sonidos, constituyeron unos de mis juegos preferidos de la infancia. El juego era muy simple. Consistía en diferenciar por el sonido de sus sirenas a las ambulancias, los camiones de bomberos y los coches de policía… Daba igual el momento en el que se escucharan. Si uno de esos “ruidos” comenzaba yo me detenía, me tapaba los ojos con la mano, y esperaba a escucharlo para gritar ¡ambulancia, bomberos o policía! Y luego había que comprobarlo, claro.
Una vez, el juego empezó mientras cruzaba de la mano de mi madre un paso de peatones. Todavía me acuerdo de cómo mi madre se desesperaba porque el camión de bomberos tenía que pasar justo donde estábamos. Y yo seguía allí parado: no terminaba de decidirme por uno u otro vehículo. Y es que detrás venía un coche de policía que me confundía a la hora de distinguir entre ambos “ruidos”.
Puede que fuese un niño peculiar pero me entretenía mucho yo solo para gusto o disgusto de mi madre. Con el tiempo, he podido comprobar con primos pequeños y sobrinos, que el juego sigue estando vigente y que gusta y entretiene mucho. Es una obviedad, pero sí que es verdad eso que de niños somos todos peculiares, por no decir que más imaginativos y propensos al juego. Buceando un poco por Internet, ha sido fácil dar con esta simpática web: http://www.bzzzpeek.com/# En ella podemos ver la particular interpretación (onomatopéyica) de diferentes sonidos reproducidos por niños pequeños. Y entre esos sonidos de animales, desde perros a ranas, pasando por ovejas, serpientes y búhos, encontramos los de ambulancias, coches de policías y camiones de bomberos. Y además, están diferenciados por países, por lo que es muy divertido lo diferente que puede sonar una ambulancia alemana de una japonesa… Y sí, he de reconocer que a veces entro en la página, cierro los ojos, y le doy al “play” a ver qué tipo de sirena es…