Seguros cinegéticos
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Desde hace unos meses, los animales cinegéticos están más de actualidad que nunca. Esto es debido a una polémica ley que cambia drásticamente la responsabilidad derivada de estos animales.
En primer lugar, dado que no todo el mundo está familiarizado con el tema de referencia, los animales cinegéticos (leer el Real Decreto 1095/1989 para más información) se definen como aquellos que están relacionados o son objeto de las actividades de caza y pesca, dividiéndose a su vez entre caza menor y mayor (dependiendo del tamaño de las presas).
Tras aclarar este concepto, profundicemos en el decisivo cambio legislativo. Anteriormente, la responsabilidad en caso de que un vehículo colisionase con alguno de estos animales, correspondía al conductor sólo en caso de que estuviera incumpliendo alguna norma.
Pues bien, la nueva normativa que entró en vigor en mayo de este año, declara responsable al conductor, independientemente de si cumple o no el código de circulación.
Por lo tanto, el dueño del coto de caza queda exonerado de responsabilidad, a no ser que el accidente se derive directamente de un acto de caza mayor en el mismo día o las 12 horas posteriores.
Por otro lado, la Administración podría ser inculpada por la falta de señalización en la vía pública, o de reparación de la valla de cercado.
Según las estadísticas oficiales en España hay 24.677 cotos de caza privados, y en 2012 hubo 484 siniestros con víctimas (cuatro mortales). No obstante, otras fuentes cifran el número de accidentes por intrusiones de animales en las carreteras entre 15.000 y 20.000.
Consecuentemente, es ahora cuando adquieren especial relevancia las coberturas para accidente con animales cinegéticos, ya que, la posibilidad de reclamar daños al dueño del coto de caza prácticamente ha desaparecido. Además, entra en juego el peliagudo asunto de la responsabilidad civil del conductor.
Todo parece indicar que las organizaciones de caza, que constituyen lo que se comúnmente se denomina “lobby”, han influido en gran medida para reducir los costes derivados de esa actividad, al tener los dueños de los cotos que contratar un seguro de responsabilidad civil, y tener una especial atención con las medidas de seguridad.
Debido a este cambio en la normativa, las compañías aseguradoras tienen una importante misión de cubrir esta nueva necesidad de los conductores, teniendo que adecuar las garantías derivadas de los posibles encuentros con este tipo de animales a la nueva legislación.
En conclusión, a los conductores nos toca ser asegurarnos contra imprevistos relacionados con estos animales, aunque no nos guste la caza.