La resiliencia del motor español: el plan 3 Millones
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Si buscas en un diccionario el significado de la palabra “resiliencia”, sabrás que es la capacidad de superación de períodos de dolor emocional y traumas. El sector automovilístico español ha sufrido graves períodos de crisis a lo largo de su historia. Y todos han sido superados. Estamos seguros de que éste, también.
Aunque a veces dé la sensación de que “nadie sabe nada”, y de que la situación tras el reajuste nunca volverá a ser como antes, existen importantes voces en la industria española que se han dado cuenta de la necesidad de impulsar, de renovar el sector del motor. El objetivo es evidente: la imperiosa y vital adaptación a los difíciles tiempos que se están viviendo.
Mientras que a través del plan PIVE, el estado español ha convocado una vez más las ayudas a la compra de un vehículo nuevo (siempre que se entregue uno de más de 12 años, entre otras condiciones), y en directa colaboración monetaria con las marcas (1000 la administración + 1000 la marca), el sector del motor, liderado por la ANFAC (Asociación española de fabricantes de coches y camiones), ha ido mucho más allá presentando el ambicioso “Plan de los 3 Millones”. En él, se establece como principal fin el aumento de la fabricación actual de dos millones, hasta los tres millones de unidades. ¿Cómo? A través de un paquete de 100 medidas. Al ser tantas, la variedad es amplia pero coexisten las siguientes mejoras como principales: nuevas medidas de ayuda a la compra, reducción del impuesto de Matriculación y diferentes mejoras logísticas en cuanto a la distribución. Según ANFAC, la aplicación de este plan supondría, ya para 2015, un aumento del 1% del PIB total español, y la creación de 73.000 empleos. Eso sí, el estado español debería desembolsar una cantidad montante de 500 millones de euros.
Según la propia ANFAC, este plan ha llegado a los diferentes ministerios implicados en la materia con buen pie. Aún no se puede hablar de una aprobación total al plan, ni siquiera parcial, pero en las próximas semanas empezaremos a saber si el plan 3 Millones se ejecuta eficazmente o si simplemente se queda en algo así como un ideario de buenas intenciones.
En cualquier caso, es digno de alabanza que desde la propia industria del motor español, y porque en ello le va una digna supervivencia, se proyecten planes que desembrollen el atasco en el que el sector (y gran parte de la economía nacional) está. Sin querer caer en cuentos de la lechera, es también muy loable el esfuerzo que marcas, sus empleados y todos los trabajadores de que derivan del mercado del motor, están realizando para mejorar la competitividad. Porque hay datos que lo demuestran; mientras que en el sector industrial español en general se han perdido un 20% de empleos, en el automovilístico ha sido de un 8%. Nunca un dato de destrucción de empleo es bueno, pero en este caso, al menos, los coches, motos y camiones están salvando los muebles (o las ruedas).
En un marco en el que el casi salvaje reajuste que toda la industria automovilística europea está sufriendo actualmente, con cierres de fábricas, y traslados de producción a otros países con mano de obra más barata, las fábricas españolas, a pesar de las menores ventas no sólo a nivel nacional, sino también de exportación, están siendo elegidas por diferentes grupos fabricantes para la ejecución de nuevos modelos. Esto representa la importancia de un tejido industrial competitivo y capaz de rivalizar con los mercados emergentes, indudablemente más baratos, pero posiblemente, no tan eficaces como los españoles.
Por todo esto, esperamos para los próximos meses buenas nuevas en el mundo del motor español. ¿En algún momento el ciclo ha de cambiar, no? Y esta vez a mejor, claro está, que para eso somos resilientes.