La fascinante historia de las carreteras
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Se piensa que la rueda fue inventada allá por el V mileno a.C. en Mesopotamia (actual Irak). Allá por el 4.000 a.C., la ciudad mesopotámica de Ur, ya tenía pavimentadas las calles, y es en esta ciudad donde encontramos a uno de los reyes más influyentes del mundo antiguo: Shulgi (2094 – 2047 a. C.). Shulgi lo tenía todo: mecenas cultural, atleta, administrador meticuloso, militar destacado, constructor de templos monumentales, economista destacado, y primer constructor conocido no sólo de caminos y calzadas, sino de verdaderos hoteles junto a las carreteras, para el descanso del viajero. Dichos «moteles» estaban dotados de jardín y de personal «agradable» para atender al viajero. Al parecer, Shulgi era tan excepcional atleta, que se desplazaba a los actos oficiales de la ciudades vecinas, corriendo a toda velocidad, y sin importarle la climatología (las poesías de aquella época indican que corría con lluvia, viento, relámpagos, y granizo…).
La carretera Real Persa, al parecer comenzó allá por el 3.500 a.C, siendo Darío I quien la mejoró allá por el siglo V a.C. Tenía alrededor unos 2600-2.900 Km., unió las ciudades más importantes de imperio Persa, y se tardaba unos 93 días en recorrerla. Estuvo funcionando hasta el 300 a.C.
Hacia el 300 a.C., los romanos fueron los primeros en construir las carreteras de forma científica. Su técnica fue tan elaborada que persistiría a lo largo de 2.000 años. La conexión de las calzadas romanas con la Ruta de la Seda, dará lugar a la más larga ruta del mundo durante 2.000 años, que partía de Cádiz y terminaba en Shanghai (unos 12.800 Km).
En la Roma antigua, la construcción de las calzadas se consideraba como una gran gesta, comparable a las mayores hazañas militares, y llevaban el nombre de su constructor. Así la Via Apia, la vía más importante romana, y que unía Roma con el sur de Italia, llevaba el nombre de su impulsor: Apio Claudio.
En Hispania los romanos construyeron la Vía Augusta, de unos 1.500 Km de longitud, y que unía Cádiz con los Pirineos. Estaba señalizada (cada 1000 pasos -1.478 metros- se levantaba una columna de 2 a 4 metros llamada miliarium), y si se iba a pie se recorría en unos 2 meses. Los carros de carga circulaban como máximo a 8 kilómetros a la hora. Los más rápidos eran los carros ligeros, que recorrían más de 80 kilómetros en un día. También se podía recorrer a caballo, mulo, o litera con cortinas (trayectos cortos). Tenía paradores (llamados mansiones) cada 30 kilómetros. Hacia el siglo III d.C. se abandonaron los trabajos de conservación, y posteriormente comenzaron a circular por ella las tribus bárbaras…
En la Edad Media se abandonaron las calzadas romanas, y muchas se destruyeron y se utilizaron como canteras. Durante los siglos XV y XVI, se comenzaron a pavimentar las calles, aumentó el interés por el desarrollo de carreteras (especialmente en Francia), y apareció la primera carretera de peaje en Inglaterra. En 1759 se creó en España la figura del «peón caminero», que se encargaba de mantener un tramo de carretera de 5,5 Km.
La técnica moderna de construcción de carreteras comenzó entre los siglos XVIII y XIX. Las primeras autopistas surgen en el siglo XX, en Italia (años 20), y en Alemania (años 30). En España se construye la primera autopista de peaje en los años 60.
El siglo XXI es de los «sistemas inteligentes»: la primera «carretera inteligente» entrará en funcionamiento en este año 2013, concretamente en Holanda. Esta carretera se ilumina por sí sola de noche (mediante fosforescencia), informa de detalles como el estado de la superficie, e incluso dispondrá de una vía para recargar coches eléctricos.
En los próximos meses asistiremos a una integración paulatina de «sistemas inteligentes», que se comunicarán entre sí (carreteras-vehículos-ciudades-Smartphones), lo que reducirá de forma espectacular el número y la gravedad de los accidentes de tráfico, y proporcionará una gran comodidad en los desplazamientos por carretera.
El problema con las «carreteras inteligentes» lo tendría hoy el famoso rey Sulghi, pues si volviera a correr por alguna de ellas, seguramente le llegaría una multa por exceso de velocidad.