¿Desde cuándo existen los seguros?
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Todos conocemos lo que son las compañías aseguradoras y en qué consiste su negocio. Mediante el pago de una prima la entidad queda obligada al pago de una prestación en caso de acaecimiento del siniestro concretado en el contrato. Sin embargo, ¿desde cuándo tienen lugar este tipo de contratos?
El negocio asegurador es mucho más antiguo de lo que nos podemos imaginar. Quizás, el hecho de que se encontrasen precedentes en culturas como la griega o la romana, no nos sorprende tanto, ya que ambas tienen consideración de cunas de la civilización actual, dando lugar a conceptos y prácticas de gran relevancia hoy día, con la democracia como principal exponente.
Sin embargo, es muy probable que cause un gran impacto que otra cultura más lejana a nosotros, aunque igualmente milenaria, como lo es la azteca, concedieran a los ancianos notables, algo semejante a una pensión.
La primera vez que podemos hablar de sistema asegurador, conocido documentalmente, surge para cubrir los riesgos del tráfico marítimo en el Mediterráneo durante la Edad Media, como consecuencia del desarrollo del comercio en esa zona.
Los primeros registros de esta actividad, tal y como la conocemos ahora, surgen en 1347 en Génova, Italia (primer contrato de seguro) y en Pisa en 1385 (primera póliza). Otra fecha importante para la historia de los seguros es la creación de una archiconocida compañía, por su aparición en películas como “Piratas del Caribe”, la cual aseguraba el tráfico marítimo, en 1629: La Compañía de las Indias Orientales.
Otro dato curioso es la creación del seguro más antiguo para cubrir incendios. Tras el famoso y espectacular incendio sufrido por Londres en 1710, donde el número de edificios reducidos por las llamas fue espectacular (alrededor de 13.200, incluyendo entre ellos la catedral de San Pablo) se fundó el “Fire Office” para ayudar a las víctimas del suceso. En ese instante, surge la idea de compensar las pérdidas financieras sufridas en eventos de estas características.
Además, la aparición histórica del seguro tiene enormes ventajas desde el punto de vista macroeconómico. La primera de ellas, defendida por el economista estadounidense premio nobel Kenneth Arrow, es el aumento de la inversión, ya que minimiza las pérdidas ocasionadas por determinados sucesos. Por otro lado, se considera que esta actividad evita empobrecimientos derivados de fallecimientos o siniestros.
Por lo tanto, a pesar de parecer algo novedoso consecuencia de cálculos estadísticos y probabilísticos, el seguro es tan antiguo como la sociedad actual en la que vivimos.