Cayo Apuleyo, el mejor piloto español de carros F1
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No se pierdan esta carrera de F1, y acompáñenme en un viaje de casi 2000 años a través del tiempo. Iremos a la antigua Roma, donde compite el gran piloto español Cayo Apuleyo Diocles, nuestro “Alonso” de aquella época.
Estamos en la ciudad de Roma, es primavera del año 134, y el día es magnífico. La carrera de carros se celebra en circuito del Circo Máximo, y participan en ella las cuatro mejores escuderías: los Rojos, los Azules, los Verdes y los Blancos. Hay lleno total, y la mayoría de los romanos corean el nombre de su ídolo, Cayo Apuleyo, un piloto de carros de origen hispano, que corre por la escudería Roja. Se hizo profesional a los 18 años con la escudería Blanca, luego fichó por la Verde, y desde hace poco por la Roja.
Cayo Apuleyo está a punto de salir al circuito, y se encuentra a los mandos de su carro. Las riendas de los cuatro caballos están ya atadas a su cintura. Mientras se ajusta el casco, escucha que las apuestas le dan como ganador. No se inmuta, está concentrado en la estrategia de la carrera, en las curvas del circuito, donde ocurren la mayoría de los accidentes, y en el espectáculo que esperan ver los romanos. Con la mano derecha comprueba que su cuchillo se encuentre bien sujeto a su cuerpo. La vida de un piloto de carros es extremadamente peligrosa, y en la mayoría de las ocasiones corta, pues muchos mueren, o quedan gravemente heridos en los accidentes.
Ruedan los carros hacia la pista, y los gritos de júbilo de los espectadores pueden escucharse por toda la ciudad. Los pilotos dan una vuelta al circuito saludando al público, y a su emperador. La carrera será a 7 vueltas en un circuito cerrado de 600 metros de longitud y con dos peligrosas curvas.
Los carros se van al extremo de la pista, donde hay un espacio abierto destinado a la salida, y donde se halla instalada una estructura con puertas que se abrirán a la vez mediante un resorte. Cada carro se ha situado delante de su puerta. En ese momento el público se queda en silencio, y todos miran hacia el emperador, quien dará la salida dejando caer un paño.
El paño ha caído y se abren las puertas. Los carros salen a toda velocidad, y los 200.000 espectadores se ponen en pie, y gritan aún más. Una nube de polvo se levanta tras los carros. La escudería Verde ha tomado la delantera, seguida de la Blanca y la Roja. En la primera curva el carro Blanco golpea al Verde, que vuelca y se destroza. Su piloto es arrastrado por la pista por los caballos, mientras busca su cuchillo para cortar las riendas. Finalmente lo consigue, pero queda tendido en la arena con graves heridas.
Los espectadores vuelven su vista a la carrera, Cayo Apuleyo acaba de pasar al carro Blanco en la curva, mientras mira de reojo como retiran a su compañero herido Porfirio camino de la enfermería. Sus caballos vuelan, y comienza a despegarse de sus contrincantes. La velocidad del carro en las rectas es fantástica, y el trazado de las curvas es magistral. Cayo Apuleyo gana finalmente la carrera entre gritos ensordecedores de los aficionados Rojos. Cayo frena a los caballos, y levanta los brazos para saludar a todos. Inicia la vuelta del triunfo, y para su carro delante del palco del emperador para recibir la corona de hojas de laurel. Investido con su corona, se vuelve al público que le aclama como el mejor piloto de todos los tiempos de Roma.
Cayo Apuleyo Diocles compitió en más de 4000 carreras, y obtuvo cerca de las 1500 victorias. Sus logros deportivos jamás fueron igualados, y se retiró a los 42 años con una gran fortuna, calculada en más de 35 millones de sestercios, por lo que se piensa que ha sido el deportista de todos los tiempos que más dinero ha ganado.
Siempre me he preguntado dos cosas de nuestro famoso compatriota Cayo Apuleyo: cómo pudo sobrevivir tantos años en un deporte tan arriesgado, y cuánto le costaría hoy a la escudería Roja un seguro para su carro.