Descubre tu mejor sonrisa
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¡Llevo años -por no decir siglos- sin ir al dentista! Es cuestión de cuidar la higiene bucal y no hacer cosas raras. Esa gente que se pasa el día con revisiones, prótesis, limpiezas, empastes, implantes y demás historias? es porque no se cuidan. No sabes el dineral que me he ahorrado porque, ya me reconocerás, que si algo cuesta un ojo de la cara ir al dentista. Por no hablar del dolor en sí, el que padeces por una caries y el que te provoca el mismo dentista con su intervención y la factura, no lo olvidemos. En fin, me asombra que tanta gente acabe en el dentista, ni que les sobrara el dinero? o lo mismo son masoquistas.
Este pensamiento ficticio y algo exagerado expresa la actitud de muchas personas ante la asistencia dental. No la necesitan -al menos no tanto como parece- y, por lo tanto, difícilmente se plantean suscribir un seguro que les cubra de la asistencia dental. A ellos, casi nunca les pasa, ¿por qué les tendría que pasar algo ahora?
Pero este tipo de personas se olvidan de algo muy elemental. Y es que todas las personas, tarde o temprano, quieran o no, sufrirán sus achaques de salud, entre los que destacan los males de la boca, dentadura, encías… que, además, de dolorosos tienen una componente estética y de imagen que adquiere mayor importancia con el paso del tiempo.
Y lo que la mayoría no tiene en cuenta es que cuanto más se lo piensen y lo retrasen, mayor será la factura y, probablemente, el dolor y la frecuencia de sus visitas al dentista, con todas sus incomodidades de esperas y cambios en la agenda e incompatibilidades con otras obligaciones.
Por eso los seguros del cuidado de la boca están en alza. Porque la casi inexistente cobertura por parte de la sanidad pública, convierte a este servicio de salud en uno de los seguros más imprescindibles. No es una cuestión de dinero sin más. La mayoría de estas pólizas incluyen aspectos intangibles que en el momento de utilizarlas se agradecen especialmente. Desde el trato preferente y exclusivo independientemente de la urgencia de nuestra dolencia, hasta el acceso a la mejor atención tecnológica, el ahorro en desplazamientos, pruebas diagnósticas…
Si eres de los que (casi nunca) ha pisado el dentista en su vida, eres una persona con suerte a laque le sonríe la vida. Pero por eso mismo conviene que te cubras en salud contratando alguna póliza que te garantice seguir así de bien.
Si eres de los que acabas visitando al odontólogo mucho o poco, pero que inevitablemente acabas acudiendo a su consulta, conviene que te informes de los abundantes y variados seguros dentales que te ofrece el mercado. Haz números porque a la larga saldrás ganando.
Estés en la situación que estés, estoy seguro de que con uno de estos seguros tu sonrisa mejorará… ya lo veo tu cara.