Seguros de coche
a todo riesgo sin franquicia
A grandes rasgos podemos decir que los seguros a todo riesgo sirven para proteger el patrimonio que representa un vehículo contra daño total o parcial. Del mismo modo, este tipo de pólizas incluyen:
Los seguros de coche a todo riesgo sin franquicia son la modalidad más amplia del mercado. Estos productos ofrecen una cobertura completa que te protege a ti, a tus acompañantes y a tu vehículo frente a cualquier eventualidad o accidente que puedas sufrir. Obviamente, también se trata de la modalidad más cara del mercado.
¿Qué es un seguro sin franquicia?
Para entender qué es un seguro sin franquicia, primero es necesario saber qué significa el concepto de franquicia.
La franquicia es un acuerdo económico entre el asegurado y la aseguradora en el que el primero asume parte del riesgo, pagando una cantidad fija, de cualquier acción que tenga que llevar a cabo el seguro. Eso sí, como cliente solo pagarás la parte correspondiente a la franquicia cuando el accidente haya sido responsabilidad tuya, ya que, si la culpa es del otro conductor, su seguro será el responsable de la reparación.
En resumen, una franquicia consiste en que, en caso de tener un accidente de tráfico que sea culpa tuya, tendrás que pagar una parte de la reparación tú mismo. Esta parte que pagas es la franquicia. En este sentido, las aseguradoras ofrecen franquicias que van desde los 90 a los 1.200 euros.
Por tanto, los seguros a todo riesgo sin franquicia son aquellos en los que la aseguradora se hace cargo de todos los gastos en la reparación de tu vehículo. En este caso, pueden llegar a costar más del doble que un seguro con franquicia, ya que las aseguradoras están tomando más riesgos al asegurar un vehículo con esta modalidad.
¿Qué cubre un seguro a todo riesgo sin franquicia?
Los seguros a todo riesgo sin franquicia sirven para proteger el vehículo por completo, ya que en caso de que el accidente sea responsabilidad tuya, la aseguradora también se hará cargo de la reparación de los daños de tu coche y, como no tenemos ninguna franquicia, no tendrás que hacerte cargo de una parte de la reparación.
Además, incluyen las coberturas habituales de los seguros a terceros y terceros ampliados. En este sentido, contarás con la responsabilidad civil obligatoria que supone el mínimo establecido por la ley y que se hace cargo de cubrir los daños, tanto materiales como físicos, causados a terceros en un accidente de tráfico. También se incluye la responsabilidad civil voluntaria, que ofrece mayores indemnizaciones a terceros, tanto para daños materiales como corporales.
Los seguros a terceros sin franquicia también incluyen la asistencia jurídica, una cobertura con la que la aseguradora te ofrece un abogado, perteneciente a sus servicios legales, para que nos represente dentro de cualquier proceso penal que se inicie como consecuencia directa de un accidente de tráfico en el que se haya visto involucrado el conductor y el vehículo asegurado.
Esta modalidad también ofrece las coberturas típicas de un seguro a terceros ampliado como es la protección contra rotura de lunas, el incendio y el robo. En caso de robo, las compañías suelen ofrecer una indemnización del 100% del valor del vehículo durante los primeros dos o tres años, a partir de este punto, el valor desciende y casi siempre te ofrecerán el valor venal del vehículo, más un porcentaje que varía en función de la compañía de seguros en la que contrates el seguro.
Finalmente, los seguros a todo riesgo sin franquicia ofrecen una garantía única, denominada daños propios. Se trata de la cobertura que diferencia los seguros de terceros de las pólizas a todo riesgo. La aseguradora cubre cualquier daño que sufra tu vehículo, incluso cuando el accidente haya sido responsabilidad tuya.
En el caso de los seguros a todo riesgo con franquicia, el asegurado debería hacerse cargo del pago de una parte de la indemnización, establecida en la franquicia. Sin embargo, en el caso de los seguros sin franquicia, la compañía de seguros se hace cargo de todos los costes de reparación.
Si los daños superan el valor de mercado del vehículo y este es declarado siniestro total, la indemnización que recibirás se determina por la antigüedad del coche. Estas indemnizaciones suelen ser muy diferentes en cada aseguradora, por lo que es recomendable revisar este punto en cada póliza para conocer el importe.
Por norma general, si el siniestro total se produce en los tres primeros años de matriculación, las aseguradoras compensan con el 100% del valor del coche. En vehículos más antiguos, se toma como referencia el valor venal, es decir, su valor en el mercado de segunda mano. Para calcular este valor se aplican diferentes porcentajes en función de la antigüedad del coche.
¿Cuánto cuesta un seguro a todo riesgo sin franquicia?
El precio de un seguro de coche viene determinado por una serie de factores personales de cada conductor que las compañías de seguros tienen en cuenta y que hacen que la misma póliza de seguros tenga precios diferentes para dos conductores distintos.
En primer lugar, se tiene en cuenta el perfil del conductor. La edad es un factor diferencial en el precio de un seguro, ya que una póliza para un conductor menor de 25 años será mucho más cara que la de un conductor de 50. Esto se debe a que las aseguradoras consideran que los conductores jóvenes son más temerarios y más predispuestos a sufrir y causar accidentes.
Del mismo modo, la antigüedad del carnet de conducir también influirá en el precio final del seguro, sin importar la edad de este. Un conductor novel, incluso si tiene 40 años, pagará más que un conductor con diez años de experiencia.
Otra característica que determina el precio de un seguro suele ser el lugar de residencia del conductor y su profesión. En este sentido, las aseguradoras tienen en cuenta el índice de siniestralidad de cada región, ya que no es igual de peligroso conducir por Barcelona que hacerlo en Soria o Albacete. En este sentido, tu profesión también indica a las aseguradoras si usas el coche para ir a trabajar o no, lo que puede aumentar el precio de una póliza.
A continuación, las aseguradoras revisan el perfil de siniestralidad y de infracciones del conductor. De esta forma, un conductor que suela comunicar muchos partes de accidentes o que haya recibido varias multas por infracciones durante los últimos años, tendrá que pagar más por un seguro. Mientras que un conductor que no haya tenido accidentes y que no haya recibido multas disfrutará de mejores precios.
Las características del coche también influirán en el precio del mismo. Los años de matriculación, la cilindrada, el motor, la marca y el modelo o el lugar de estacionamiento del coche, también influyen en el precio final de la póliza.
Finalmente, debes tener en cuenta que los seguros a todo riesgo son los más caros del mercado, ya que ofrecen una cobertura completa. En este sentido, los seguros sin franquicia pueden llegar a ser el doble de caros que un seguro con franquicia, por lo que es necesario analizar tus necesidades con mucho cuidado antes de escoger una póliza.
Así pues, aunque el precio depende de la aseguradora y de todos los factores que hemos visto, es posible encontrar estas modalidades por precios que van desde los 500 a los 1.200 euros al año.